
El papa Francisco hizo hoy una visita de cortesía al presidente ecuatoriano, Rafael Correa, al regresar de la ciudad costera de Guayaquil, donde ofició una misa campal, visitó a sus hermanos jesuitas y se dio un baño de pueblo.
El Sumo Pontífice se trasladó directamente del aeropuerto internacional de Quito al Palacio de Carondelet a bordo de un automóvil cerrado debido a la pertinaz llovizna que se abatió sobre la ciudad desde las últimas horas de la tarde de este lunes.
La lluvia, sin embargo, no impidió que miles de personas salieran a las calles a saludar el convoy a lo largo del trayecto, y que varios centenares más se congregaran frente a la sede del gobierno, a cuya entrada lo esperaba Correa.
Tras el saludo de rigor, Francisco y el gobernante ingresaron al majestuoso palacio, que este lunes lució iluminado y engalanado con banderas de El Vaticano y sus pisos, escaleras y pasillos alfombrados con más de 120 mil flores de diferentes colores y variedades, pero no sin antes saludar desde el balcón a los feligresas que se agolparon en la Plaza Grande.
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