
«Lo más patético de la secuencia no es el “huelguista” en buen estado de salud, ni sus porristas en la calle Obispo, ni la prensa desenfocada, ni los yanquis clamando por su títere, no. Eso es ya parte del paisaje.
La mirada inocente asomó extrañada, como el tono que había en la expresión: «¡Teleclases de primaria a esta hora!». La frase, empero, no es atribuible a los diez años de quien la dijo.
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