Por Ramón Bernal Godoy.
Confieso que he estado tentado a escribir sobre el actual mandatario de los Estados Unidos, Donald Trump, después de su inmersión en las profundas aguas albañales de Miami, pero hubiese sido un acto egoísta de mi parte pues solo hubiese conseguido mi desahogo personal. Nada nuevo -ni mejor dicho- habría aportado que lo que muchas personas inteligentes han incesantemente referido en los últimos días, nada tampoco en comparación con las palabras del Ministro de Relaciones Exteriores cubano, Bruno Rodríguez, en su Conferencia de Prensa desde Viena, nada más claro y contundente que la declaración del Gobierno Cubano a pocas horas del «sublime acto».
Sin embargo, aquí me veo, escribiendo y rozando las ganas de permitir correr teclas y mente para desacreditar al lobo y su manada de cobardes, más no lo haré, me mantendré firme y solo reflexionaré sobre la esencia de lo que defiende tanto…
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