El mandatario norteamericano Donald Trump se dirigió el pasado viernes según él, a los cubanos de la isla, en un patético discurso y desbordado de todo un extravagante show televisivo, plato preferido del «Play Boy» o mejor «Play Old» de la diplomacia imperial.
Le preguntaría dada mi curiosidad, si por un solo minuto fue usted consciente que su traslocada verborrea y su teatrillo de baja categoría estuvo dirigido únicamente al extinto exilio cubano, burguesía con la cual barrió nuestro proceso revolucionario en el año 1959 o si realmente se creyó usted el cuento que le hablaba al pueblo de Cuba, ese que con tanto bombo usted pretende ayudar.
Por un minuto es usted consciente de la mala asesoría que en relación a Cuba recibe por parte del Senador Marco Rubio y otros personajes, que no conocen un milímetro de Cuba porque no nacieron en ella, jamás la han vuelto a visitar y no lo hará porque no tiene lo necesario para enfrentarse a 11 millones de cubanos y vive manipulando todo cuanto se trate de esta isla.
La mesquindad contra Cuba de esta minoría que hoy lo rodea lo lleva a actar en contra de todos, dañar a cubanos de aquí y de allá, lo lleva a actuar en contra de la democracía norteamericana que mayoritariamente apoya la normalización de la relaciones entre Estados Unidos y Cuba y se niegan a retroceder diez años atrás a una política de fuerza y guerra fría. Lo lleva sin lógica a culparnos de todo o casí todo lo malo que ha sucedido en este hemisferio y ha exhaltar hechos como la invasión de Bahía de Cochinos entre otros.
Disculpe que sea tan insistente Sr. Trump pero, en su afán de complacer al exilio cubano de Miami y pagar promesas a quienes «supuestamente» lo apoyaron con sus votos en las elecciones para presidente o tal vez, en buen cubano pasarles la cuenta porque por mayoría votaron a Clinton. En este afán, le pregunto fue jugó un papel decisivo ganar apoyo de senadores para poder dirigir su nación? Únicamente así entendería que un presidente diera la espalda o afectara a sus ciudadanos con medidas dirigidas a terceros, aunque no dejo de considerarlo extremedamente grotesco y sin ventajas para usted puesto que esos votos sería mínimos.
Voy a pensar que es usted un hombre calculador tras una facha de «Man Universe» o «Man Clumsy» que apuesta a lo grande, porque de otra forma me sería casi imposible creer que contrario a la mayoría del empresariado norteamericano, proveniente usted de esta cúpula, elimine todo lo que hasta hoy han logrado ambas naciones en materia comercial y derrumbe de un plumazo el trabajo de todo estos años. De otra forma sería increíble que usted impida a los estadounidenses, su pueblo, sus ciudadanos, viajar a Cuba por su cuenta, pues estaría usted cuartando la libertad y la democracia que tanto proclama.
Los cubanos estamos consciente de la pata que cojean los presidente de esa gran nación. Nada nos asusta y nada nos sorprende viniendo de ustedes y nada será peor que los más de 55 años vividos bajo el injusto bloqueo. Pero que poca credibilidad la de un mandatario que exalta todo el tiempo la libertad de su nación y promete dar prioridad en todo sentido a los legítimos ciudadanos de los Estados Unidos y para congraciarse, complace erradamente a un grupúsculo casi extinto de emigrados resentidos o descendientes en algunos casos de asesinos y otros terrorista probados y firma medidas que afectan la libertad de los ciudadanos del país al cual representa.
No visiten Cuba! No negocien con Cuba! No apoyen a Cuba! No intercambien con Cuba!
Se da cuenta que la magnitud de su política obstinada está dirigida contra su propia nación, contra sus ciudadanos? Se da cuenta que todos estos años de imposición y bloqueo no han menguado la dignidad de los cubanos. Comprende que se quedó usted solo en su política hacia Cuba.
Se ha quedado usted solo y siendo el hazme reír de todos mientras un mar de apoyo se vuelca sobre mi pequeña isla desde todas partes de los EEUU y de aquí, de amigos y hasta de enemigos, de quienes defendemos la revolución y el socialismo a capa y espada y hasta de quienes piden cambios dentro de Cuba pero se respetan y respetan su patria,
Nuevamente a pesar de su incredulidad, como dijera nuestro Fidel Castro «la hormiga a vencido al elefante» y ni por las buenas y mucho menos por las malas «podrán tener a Cuba, jamás» porque la soberanía de Cuba no es negociable.
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