Pocos hechos en la historia contemporánea han marcado un giro crucial en la atmósfera política de nuestra región como el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba y la reapertura de las embajadas de los dos países en Washington y La Habana el 20 de julio.
Ambos conversan hace dos años y en ese tiempo han conseguido avances inimaginables hasta el 17 de diciembre de 2014 cuando los presidentes Barak Obama y Raúl Castro anunciaron inesperadamente la decisión de restablecer relaciones diplomáticas tras 18 meses de conversaciones secretas.
Entre los avances, el histórico encuentro de los dos mandatarios en la VII Cumbre de las Américas, el relajamiento en algunos tipos de viajes para los estadunidenses, de la cuantía de las remesas y el haber retirado a Cuba de su injusta y arbitraria inclusión en la espuria lista de países patrocinadores del terrorismo. Sigue leyendo
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