En 1887, en su discurso del 10 de octubre en Masonic Temple, Martí señala el inicio de una nueva etapa en la preparación de la guerra, que precisaba unidad ideológica y condiciones organizativas entre los distintos grupos de emigrados. La disposición y trayectoria patriótica de Cayo Hueso hacía que su incorporación al proyecto martiano fuese imprescindible. Sigue leyendo
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