Por: Pedro Norat Soto
Abrir un añejo cofre, dejar escapar empolvados misterios y rodearte de una aureola de exotismo, esa son imágenes apropiadas para describir el encanto mágico de una lectura de textos de José Martí.
Pero en el caso que me ocupa pienso más en el acto de destapar una antigua ánfora para liberar al genio encerrado en ella. El recién liberado, que no siempre es un sujeto maligno, gira alrededor de uno, ganoso de desentumir el cuerpo.
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