El sueño de Washington era crear un solo mercado desde Alaska hasta la Tierra del Fuego, y buscó darle un bautismo de lujo al proyecto. La primera Cumbre de las Américas, celebrada en la ciudad de Miami a finales de 1994, debía ayudar a implementar lo que se conocía como el ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas).
A comienzos de la década de los 90 del siglo pasado, Estados Unidos estaba eufórico. Apenas salía de su sorpresa por la caída del campo socialista y se ajustaba el nuevo traje de superpotencia global en solitario, cuando decidió desempolvar sus fracasadas ideas panamericanistas.
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