Tomado del GRANMA
CARACAS.— Fidel es un gigante, un genio. Su huella está en la nueva América que despertó luego de la pesadilla neoliberal. Su ejemplo y su obra quedan impregnados por cada rincón de estas tierras. La triunfante Revolución cubana en enero de 1959 “fue la única luz encendida cuando se apagaron las luces en el mundo”, suficiente para que “se volviera a encender la esperanza de construir una sociedad distinta al capitalismo”. Sigue leyendo
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