Por Nicanor León Cotayo
En 1998 lo detuvieron en Miami porque junto a otros cuatro jóvenes de la misma nacionalidad advertían sobre planes violentos de bandas terroristas asentadas allí.
Sin embargo, desde aquel momento la propaganda estadounidense los bautizó con el nombre de “espías” de La Habana”, encargados de hacer tareas secretas en aquel país.
No en balde, cuando el pasado jueves 27 de febrero la agencia española EFE habló sobre el hecho, repitió dócilmente el guión trazado en Washington:
“El espía cubano Fernando González, uno de los cinco agentes condenados en un juicio realizado en 2001 fue puesto hoy en libertad”. Sigue leyendo
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