Por: María Carla González*
Según se evidencia en los últimos acontecimientos ocurridos en el lobby cubanoamericano, parece existir una ruptura en la unidad de criterios que caracteriza a los legisladores Joe García, Ileana Ros y Mario Diaz Balart, respecto al tema de las relaciones entre EEUU y Cuba, relacionados con el levantamiento del bloqueo en ámbitos como la salud y algún que otro intercambio comercial.
Por un lado, el Congresista, Joe García, apoyó la visita de diplomáticos cubanos a Cayo Hueso y la posibilidad de la comercialización del medicamento cubano Herberprot-P, actuando en beneficio de la salud y el bienestar del pueblo norteamericano y respetando una decisión que fue adoptada por oficiales electos de Cayo Hueso. Mientras que Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, no sólo se manifestaron totalmente en contra, sino que agredieron a su coterráneo en los medios de comunicación por no suscribir la misiva que ellos elaboraron y enviaron al Departamento de Estado para impedir el acercamiento.
Joe García ha alegado que permitir que representantes de la Sección de Intereses de La Habana en Washington realizaran una visita a Cayo Hueso, es un gesto de reciprocidad pues a sus homólogos de la Sección de Intereses en la Habana, se les permitía visitar lugares en la Isla, y además expresó: “Mi opinión es que a esa gente hay que darles espacio para facilitar la confrontación de ideas”.
En cuanto a su propuesta de que se permita utilizar en EEUU el medicamento cubano Herberprot-P, explica se debió a motivos humanitarios, ya que este medicamento es el único en el mundo que evita la amputación de los pies a algunas personas diabéticas y solo en EEUU hay 70.000 amputaciones al año por esta causa.
Estos sucesos demuestran que:
Ileana Ros y Mario Diaz Balart utilizan sus posiciones en el Congreso para frenar cualquier intento de acercamiento entre los pueblos cubano y norteamericano y entre Cuba y su emigración. Ni siquiera merecen llamarse cubanoamericanos. Es tal su odio hacia el Gobierno cubano que terminan perjudicando a ambos pueblos, ellos no son ni cubanos, ni americanos, simplemente no tienen Patria, su Patria son los millones que ganan manteniendo enemistados a los cubanos.
Increiblemente congresistas que no nacieron en los Estados Unidos, determinan con quién debe comercializar el pueblo norteamericano, a dónde puede viajar y qué medicamentos tomar, afectando directamente los derechos fundamentales de los estadounidenses.
La comunidad cubana ya está harta de estos congresistas retrógrados de la guerra fria. Son necesarias nuevas caras, frescas, ajustadas a estos tiempos que velen por los intereses de las familias cubanoamericanas radicadas en sus distritos electorales.
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